jueves, 11 de octubre de 2012


No le digas al tiempo que alcanzarás, él ríe y se va, parece de paso lento, pero es parte de una ilusión, la de el presente eterno.

Créele a los ancianos cuando mencionan algún 'hubiera' y ponte en su piel, abrigo arrugado de recuerdos e inquietudes.

Mira al cielo y encuentra tu mirada de hace unos años, cuando aún te sorprendían las nubes, cuando su transitar era lento y glorioso, no como ahora que sólo son  indicadores de lluvia.

¿Dónde está ahora tu fantasía? ¿Tienes el mismo asombro?

No te la des de grandioso, la humildad embellece. Si no lo sabes, goza con lo nuevo; no finjas ni seas prejuicioso hacia lo desconocido, no categorices por una impresión.

¿Recuerdas cuando la vida era una aventura?
Nada era suficientemente riesgoso como para no intentarlo, el fuego no quemaba hasta tener tu mano ahí, las rocas no estaban tan alejadas hasta que dabas el salto; pero eso lo aprendiste justamente saltando, no paralizado en la orilla.

No te conviertas en lo que temías, no conviertas tus temores en guías, déjalos; pensarlos es crearlos.

Conviértete en el superhéroe que soñaste, conviértete en la mujer maravilla que viste para tu futuro en tu infancia. No importa tu edad, no hay límite o medida para ser y hacer, sólo aquí funciona la ilusión (el presente eterno), aprovecha su brevedad.

Evita llegar al momento en que el tiempo ría de ti y seas la anciana de hubiera.