sábado, 25 de diciembre de 2010



Cometiendo estupideces desde 1989


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Miré tus ojos. Tenían un dejo de decepción, jamás quise provocarlo, jamás quise desilusionarte.

Pensaba y pensaba más, eran unos pasos, pero no quería darlos, no me sentía capaz. Tal vez mostrarte todas mis facetas no sea de tu agrado, aún quedan pendientes, nadie las conoce y alguna vez prometí que nadie lo haría.

Tal vez es esa manía que todos tenemos por sentirnos especiales, únicos. Tal vez quería sentir que era lo justo para ti y no me di cuenta que no soy justo para nadie. No soy la luna de tus noches, ni el aire que respiras. No soy sino un manojo de experiencias que no me han dejado enseñanzas.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Conversaciones con el tiempo



En un sueño le dije al tiempo (igual de abstracto que en la realidad) 
-Veo mi futuro incierto, no sé si llegué, no sé cómo será 
o si podré sobrellevarlo.
No aguantó más y soltó la más honda carcajada, supongo que 
incoherencias como esas las escucha a cada segundo.


  
Dormí toda la tarde, sin intención siquiera de despertar. Abría los ojos y me esforzaba por volverlos a cerrar. 

Durante sesiones, algunas pacientes describen sin querer el punto clave de la depresión 'me encierro en mi cuarto, me cobijo y me doy la vuelta' Hoy así me sentí, tal cual, sólo dándole la espalda a la realidad, esforzándome por no verla, no saber nada de ella. ¿Razón? Ninguna; ni hormonal, estacional o ambiental. Sólo cada vez cualquier peso me parece más difícil de llevar

Es natural, a veces. La vigilia no es para todos.





Imágen: Exposición de Mafalda, Guadalajara, Abril 2010

sábado, 4 de diciembre de 2010


He sentido esa soledad que estando entre personas, arde . De esa que no sabes cómo deshacerte, va quemando lento, dentro; a su vez es como tragar navajas, sabes que no importa cuánto dure en bajar, todo lo va rasgando. Se siente como si se desprendieran por dentro pedazos, que caen a ningún lugar.

Es de esa soledad que aprisiona, tan fuerte que inmoviliza. Me convierto en presa y prisionera al mismo tiempo. Tal vez dentro de mí lo sé, no merezco esa libertad prometida.