martes, 12 de octubre de 2010

¿Y los planes?

¿Por qué no vamos por una nieve? Incluso podemos sacar a pasear a la perra, araña la puerta con insistencia, ya lleva semanas así, y también ella disfrutaría del clima.

Hay niños corriendo por la calle, gritan y sonríen. Recuerdo cuando yo pateaba un bote mientras todos se escondían, buscaba que fuera mi turno para esconderme, sí que lo hacía bien; no hace más de diez años de esto, pero ahora siento que ha sido una eternidad. Como si ya no hubiera rastros de aquellas épocas en mí.

¿Qué tal si compramos una malteada y nos sentamos en el parque? Aún tiene césped y las rosas no han muerto, no todas. Ahí también hay niños, pero su presencia es más fugaz, sólo nos rebasarían con su bicicleta. ¿Recuerdas cuando uno casi te atropella? Reímos durante una hora, no creí que gritaras así.

Vamos, sólo por un rato antes de que llueva. Caminaremos y te retaré como lo hacía antes: a hablarle a tal o cual persona, a pedir un helado sin dinero o asustar al señor de los globos, prometo ser creativa, últimamente no lo he sido, pero contigo era distinto. Te extraño.

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No aguanto así, no en esta casa. Tantos recuerdos y tan sofocantes. 

Tantas cotidianidades que quería a tu lado, ahora ya no tengo energía suficiente para estar sola, aún así tú lo estás, entre telas blancas y madera.

jueves, 7 de octubre de 2010

Desmoronando

Sigues avanzando, pero no te das cuenta que cada vez es más espesa la neblina, que entre más conoces lo que guardo para ti más pesadas caen las ideas, más oscuro se vuelve el interior... no te das cuenta que ya vas arrastrando culpas que no te corresponden.


Sigues besando estos labios que se vuelven cuchillas y no saben qué decir mientras sangras, así te siguen besando entre la sangre.


Me abrazas aún sabiendo que en lugar de dedos tengo garras que se apresuran a penetrar la piel de tu espalda,  a rasgar tus brazos mientras los acarician, que se pelean entre sí para rozar tus mejillas... tan suaves, que se agitan por entrar en tu intimidad, por rasgar lo que nadie conoce.


No me crees, pero mi saliva se convierte en veneno cuando contacta contigo y mi lengua es la asesina silenciosa, se pasea por tu piel y le va provocando malestar, pero lo confundes con placer.


¡Oyes, pero no escuchas! No quieres hacerlo, no quieres enterarte que a tu lado, en tu misma cama, habita alguien tan salvaje como tus fantasías.


Te digo de maneras disfrazadas que ni yo puedo conmigo... y te arriesgas a caer a mi lado. No entiendes que no es cualquier comentario... no es riesgo, es amenaza. Yo ya comienzo a sentir la caída.


Te arrastras; es pavimento que arde por el sol, son piedras que se incrustan en tu espalda desnuda, basura que entra en tus ojos y ramas que se aferran a ti y cortan, tu boca golpea el piso, tu lengua se va desmoronando, van desprendiéndose pedazos






Es tu sangre el camino que deberás seguir cuando rectifiques... si te queda suficiente vida para hacerlo.

domingo, 3 de octubre de 2010

Leo de ti. 

Me gustan tus palabras, me gusta su acomodo, me gusta pensar que son ciertas... y me enamora saber que son para mí. 

Me gusta saber que hay en ti lo que tengo también, me gusta combinarlo, me gusta el resultado. 

Me gusta gustarte.