martes, 12 de octubre de 2010

¿Y los planes?

¿Por qué no vamos por una nieve? Incluso podemos sacar a pasear a la perra, araña la puerta con insistencia, ya lleva semanas así, y también ella disfrutaría del clima.

Hay niños corriendo por la calle, gritan y sonríen. Recuerdo cuando yo pateaba un bote mientras todos se escondían, buscaba que fuera mi turno para esconderme, sí que lo hacía bien; no hace más de diez años de esto, pero ahora siento que ha sido una eternidad. Como si ya no hubiera rastros de aquellas épocas en mí.

¿Qué tal si compramos una malteada y nos sentamos en el parque? Aún tiene césped y las rosas no han muerto, no todas. Ahí también hay niños, pero su presencia es más fugaz, sólo nos rebasarían con su bicicleta. ¿Recuerdas cuando uno casi te atropella? Reímos durante una hora, no creí que gritaras así.

Vamos, sólo por un rato antes de que llueva. Caminaremos y te retaré como lo hacía antes: a hablarle a tal o cual persona, a pedir un helado sin dinero o asustar al señor de los globos, prometo ser creativa, últimamente no lo he sido, pero contigo era distinto. Te extraño.

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No aguanto así, no en esta casa. Tantos recuerdos y tan sofocantes. 

Tantas cotidianidades que quería a tu lado, ahora ya no tengo energía suficiente para estar sola, aún así tú lo estás, entre telas blancas y madera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

leerte esto me ha dado en un nervio.