jueves, 7 de octubre de 2010

Desmoronando

Sigues avanzando, pero no te das cuenta que cada vez es más espesa la neblina, que entre más conoces lo que guardo para ti más pesadas caen las ideas, más oscuro se vuelve el interior... no te das cuenta que ya vas arrastrando culpas que no te corresponden.


Sigues besando estos labios que se vuelven cuchillas y no saben qué decir mientras sangras, así te siguen besando entre la sangre.


Me abrazas aún sabiendo que en lugar de dedos tengo garras que se apresuran a penetrar la piel de tu espalda,  a rasgar tus brazos mientras los acarician, que se pelean entre sí para rozar tus mejillas... tan suaves, que se agitan por entrar en tu intimidad, por rasgar lo que nadie conoce.


No me crees, pero mi saliva se convierte en veneno cuando contacta contigo y mi lengua es la asesina silenciosa, se pasea por tu piel y le va provocando malestar, pero lo confundes con placer.


¡Oyes, pero no escuchas! No quieres hacerlo, no quieres enterarte que a tu lado, en tu misma cama, habita alguien tan salvaje como tus fantasías.


Te digo de maneras disfrazadas que ni yo puedo conmigo... y te arriesgas a caer a mi lado. No entiendes que no es cualquier comentario... no es riesgo, es amenaza. Yo ya comienzo a sentir la caída.


Te arrastras; es pavimento que arde por el sol, son piedras que se incrustan en tu espalda desnuda, basura que entra en tus ojos y ramas que se aferran a ti y cortan, tu boca golpea el piso, tu lengua se va desmoronando, van desprendiéndose pedazos






Es tu sangre el camino que deberás seguir cuando rectifiques... si te queda suficiente vida para hacerlo.

No hay comentarios: