lunes, 10 de diciembre de 2018

¿Alguna vez regresaste por aquí? 

miércoles, 14 de noviembre de 2018

9

Caav. Boleto 13.
Extraño todo. 

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Ella no era mi destino, pero supe que era la correcta.

domingo, 22 de julio de 2018

Sí. Es bueno verte de lejos. Es bueno. Eres desconocida. Eres incógnita. De lejos eres un mundo. 

domingo, 8 de julio de 2018

Te extraño.
Todos los días te pienso.
Es inevitable e irremediable.
Es triste.
Sin embargo, te extraño. 

lunes, 18 de junio de 2018

Y pasó el 5 de este mes, no escuché tu voz. 
Pasé a medio metro de ti, tu mirada esquiva. 
Se ha concretado el olvido. 
Eres alguien que no conozco. Sigo pensándote y luchando contra mis instintos, regalándome un poco de dignidad. 
Pero debo aceptarlo en el silencio de esta soledad apabullante, te extraño.

domingo, 8 de abril de 2018



It is. 

viernes, 23 de febrero de 2018

Volteo, no estás.

Silencio mi mente y escucho claramente tu voz, tu risa; tus ataques de risa estruendosos. 
Recuerdo tu aroma, ese que es tuyo solamente y una pregunta golpea mi pecho y me corta la respiración ¿de verdad nunca volveré a percibir ese aroma? Aquel que sólo se percibe en el punto exacto entre tu cuello y tu nuca, mismo punto que te estremecía.

Dudas vienen y van. Algunas inocuas, otras punzantes ¿me recuerdas? y si fuera así ¿con nostalgia, rencor? ¿Me extrañas? ¿Te arrepientes? De mí, del adiós de... ¿Seis años de tortura? ¿Cómo vives tu día a día, mi ausencia, tus planes?

Mírame. No mucho, sólo un día, respóndeme algunas de estas preguntas; dame una pizca de paz. 

Sólo deseo que seas feliz, que encuentres plenitud, que estés completa. 


viernes, 9 de febrero de 2018

Sigue siendo extraño, no lo niego.
Quererte sin hablarte, tocarte a kilómetros de distancia y pensarte cada día con la conciencia de no estar en tu mente.
Es extraño. Es vacío. Es inevitable.

miércoles, 31 de enero de 2018


He seguido mirando al frente, te lo prometo. Sigo en el presente.

Sólo es la noche, la maldita noche silenciosa que invita a la introspección la que me tumba.

En ella tengo oleadas de pensamientos en donde tu rostro o como te sentían mis manos me inundan; tu voz, tu mirada pura,  tu sonrisa... maldita sea, tu sonrisa que me hipnotizaba y me hacia sentir tan completa simplemente llega y no puedo, no quiero quitarla de mi mente.

No los busco, te lo juro, sólo llegan de golpe -aunque debo confesarte que no lucho contra ellos, ya no. Comprendí que era una lucha que, cada vez sin falta, perdía y me dejaba exhausta.

No hay día que, a la hora de -intentar- dormir, no estés de alguna forma, en la mayoría de ocasiones sigo deseándote buena noche, aunque cada vez estoy más segura que no lo sientes y que no recuerdas las que tuvimos lado a lado.

Sigo mirando de frente, aunque la tentación de voltear y quedarme allá, detrás, sea tan fuerte.