Estoy otra vez en esta etapa de pensarte tanto como rutina, a cada movimiento en soledad vienes sigilosa a mi mente y sin darme cuenta platico contigo, ¿de qué? De todo, lo que pasa, lo que pienso, lo que me gustaría; ¿de qué? De nada, un vuelco estrepitoso a la realidad me hace callar y distraerme en algo que esté -que de verdad esté ahí. En cada momento con alguien más tu rostro escondido en mis pensamientos tiene apariciones, con esa sonrisa, esa maldita y deliciosa sonrisa, que de nuevo me hace salirme de este tiempo y realidad lineal. Porque sí, debo aceptar que desde hace poco más de cuatro años nada me parece real.
No creo que sea locura, no cubro todos los rubros para ello. Sólo es eso, una falta de sincronización, un poco grave sí, sin embargo todo es remediable. Aunque ¿quiero remediar lo único que me mantiene en pie?