Volteo, no estás.
Silencio mi mente y escucho claramente tu voz, tu risa; tus ataques de risa estruendosos.
Recuerdo tu aroma, ese que es tuyo solamente y una pregunta golpea mi pecho y me corta la respiración ¿de verdad nunca volveré a percibir ese aroma? Aquel que sólo se percibe en el punto exacto entre tu cuello y tu nuca, mismo punto que te estremecía.
Dudas vienen y van. Algunas inocuas, otras punzantes ¿me recuerdas? y si fuera así ¿con nostalgia, rencor? ¿Me extrañas? ¿Te arrepientes? De mí, del adiós de... ¿Seis años de tortura? ¿Cómo vives tu día a día, mi ausencia, tus planes?
Mírame. No mucho, sólo un día, respóndeme algunas de estas preguntas; dame una pizca de paz.
Sólo deseo que seas feliz, que encuentres plenitud, que estés completa.