He seguido mirando al frente, te lo prometo. Sigo en el presente.
Sólo es la noche, la maldita noche silenciosa que invita a la introspección la que me tumba.
En ella tengo oleadas de pensamientos en donde tu rostro o como te sentían mis manos me inundan; tu voz, tu mirada pura, tu sonrisa... maldita sea, tu sonrisa que me hipnotizaba y me hacia sentir tan completa simplemente llega y no puedo, no quiero quitarla de mi mente.
No los busco, te lo juro, sólo llegan de golpe -aunque debo confesarte que no lucho contra ellos, ya no. Comprendí que era una lucha que, cada vez sin falta, perdía y me dejaba exhausta.
No hay día que, a la hora de -intentar- dormir, no estés de alguna forma, en la mayoría de ocasiones sigo deseándote buena noche, aunque cada vez estoy más segura que no lo sientes y que no recuerdas las que tuvimos lado a lado.
Sigo mirando de frente, aunque la tentación de voltear y quedarme allá, detrás, sea tan fuerte.