lunes, 20 de junio de 2011

Caigo en el encanto de tu silencio y me atrevo a declararte lo que en mí arde por ser dicho. Me miras y me preguntas -¿Por qué?- 

Así como así, como si pudiera explicarlo con oraciones simples; como si pudiera conjuntar cada sensación que has despertado con algunas miradas, con tus sonrisas o con tu tacto. Así como si fuera sencillo explicarte que me has dado razones de sobra para vivir y otras por las cuáles valdría la pena morir. Me siento impotente viéndote sin explicarme, como si fuera fácil. 

Y en un intento pueril por esclarecer me atrevo a decir:
Te amo por tus acciones más que tus palabras, por tus miradas más que cuando me dices qué ves.
Te amo por tus caricias cuando hace frío y a las que no les importa que me asfixie de calor.
Te amo cuando en tu silencio acompañas mis peores pensamientos y con tu calma logras convertirlos en algo pasajero.
Te amo cuando en un beso me demuestras esa correspondencia que enardece mi alma.

Te amo porque al estar así, contigo, he encontrado algunas piezas de mi rompecabezas y me demuestras que estás aquí, conmigo, para ayudarme a seguir buscando. 

Te amo y es todo lo que sé.

No hay comentarios: