lunes, 24 de diciembre de 2012


A veces vivo esa impotencia que se convierte en ilusión. 

El no poder expresar con coherencia lo que siento o el no poder acomodar mis pensamientos para darles una línea lógica. Frustración.

Pero tú, que con sólo mirarme logras desenlazar estos nudos mentales y comprendes más allá de lo que hago el intento de decir.

Tú, en tu silencio, con tus respuestas corporales -tus pupilas dilatadas, la proximidad adecuada y la caricia puntual, tus mejillas sonrojadas y las sonrisas espontáneas- logras darme esa certeza de comprensión. 

Empatía o adivinación, lo que sea, es perfecto. 

Tú.. yo. Mezcla perfecta en un mundo revuelto y alborotado.

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