jueves, 22 de julio de 2010



No creí verte así.


Es el problema de pintar con pasteles mi vida... y creer que podía pintar la tuya a lado, cuando menos me doy cuenta veo que se desgarra el lienzo y en cada pedazo que se va con el viento veo una ilusión desvanecerse, vuela y me insisto que es lo mejor. Era irremediable, tarde o temprano vendría el adiós. Es lo mejor, es lo mejor. 

Queda la habitación vacía. Los pocos restos que aún me acompañan en el suelo los aviento a la basura, si no he de tener todo, mejor tengo nada; nada de ti, ni de tu futuro... y me empeño en recordar nuestro pasado. Éramos niñas, con roles variados. Me contaste de tu primer beso y yo aprendía de ti, siempre te admiré ¿sabes? Aunque llegaba a la edad en la que me proponía que sería algo más cómo tú, jamás lo logré. Ahora no te veré evolucionar. No desde ésta habitación.

Esta habitación es blanca, no representa pureza... no, es blanca, es vacía e inocua. Compartiste tanto tiempo en ella que al desprenderte te llevaste toda la vida que podía tener, incluso la poca mía que quedaba. Cada muro tiene un recuerdo propio, cada muro tiene mil recuerdos, de cada mil recuerdos que encuentro identifico las condiciones que ponías. Todo era condicionado. Pero acepté el reto y perdí.

Ya no somos niñas, ni volveremos a jugar. Tú no te esfuerzas por ver el ayer y yo no sé cómo cambiar el presente. Ya no somos niñas y ahí quedó todo.

Y debería seguir mis propios consejos, entonces comenzar a pintar un nuevo lienzo, dejar que el tiempo lo vaya coloreando... pero ahora simplemente no lo sé.

No hay comentarios: