lunes, 6 de enero de 2014

Tu voz... mis ensoñaciones vienen con tu tono, tu tiempo y tu forma. Escucharte es darle sentido a lo que no lo tiene. 

He escuchado canciones hermosas, bellísimas melodías que cantan las aves y el relajante sonido de las olas o la lluvia cayendo en la ciudad; pero nada, nada supera de ninguna forma escuchar mi nombre de tus labios.

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