miércoles, 21 de octubre de 2009

Hubiera sido lindo, no lo niego. Pero había más variables en contra.

La noche olía a una despedida fresca, una despedida que prometía ser un hasta luego, pero de esas promesas que ya no se cumplen. Hacía frio, mas no sé si calaba más el clima y el dolor de cabeza o la barrera que surgió de la nada para separarnos más en aquel medio surreal. Al final todo se juntó.

Y creo que conoces algo de mí, no soy buena con los silencios, lo sabes y lo usas. Ahora me quedo en este mutismo, tardes de torpe silencio. No sé si te escondes o soy yo la que tiene la vista nublada, pero ya no te veo.

Sí se siente feo, debo aceptarlo. Son ideas solamente, esa tendencia de explotar al hubiera pero no tiene sentido. No tiene sentido darle alas a pensamientos de un tiempo inexistente. Como no tiene sentido luchar para que alguien se convenza de algo, si tiene por costumbre poner palabras en bocas ajenas y asociaciones en otras mentes ¿cómo tendrá tiempo de reflexionar su mismo pensamiento?

Y duele no tanto por el momento, que dicho de otro modo sólo fue la punta del iceberg, duele porque ya fueron muchos momentos iguales. Y talvez ni entiendas lo que significan.

Pero sí, creeme, significan.

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